miércoles, 26 de noviembre de 2014

LA MIGRACIÓN DE LAS AVES

El principal elemento que condiciona la permanencia o no en un lugar de las aves es el alimento. Muchas veces existe alimento en una región, pero no está accesible por las condiciones meteorológicas en es momento (temperaturas muy bajas que hielan el agua o endurecen el suelo) sin que se pueda beber o buscar alimento. Los suelos nevados que impiden el acceso al alimento.
Asi que especies de aves y miles de individuos abandonan las zonas más norteñas con inviernos más desfavorables y viajan a latitudes del centro y sur del continente europeo, y de forma paralela sucede en el resto del continente. Pero también de estas latitudes aparentemente más propias, también desaparecen numerosos ejemplares de otras especies que viajan al continente africano.

la Laguna de Gallocanta es sobre todo un lugar de paso para las aves que se mueven entre las zonas de cría noreuropea y las zonas para pasar el invierno del sur de España o del norte de África, pero nos encontramos también con aves que utilizan como lugar de destino en invierno o para nidificar en los meses estivales.
La procedencia de estas aves es bien diversa (desde Francia y Paises Bajos hasta Islandia, países nórdicos, incluso Siberia). Esta diversidad también afecta a las especies que participan en este rito anual.
hacia finales del invierno o comienzos de la primavera, las aves inician su viaje en dirección Norte, hacia las áreas de nidificación. Por el contrario, desde el verano hasta el comienzo del invierno, las aves invierten su recorrido en dirección sur, hacia sus áreas de invernada, para pasar allí los meses ás fríos del año.
No todas las especies tienen el mismo "calendario migratorio", ni su paso por la laguna se percibe de la misma manera. Desde el paso de las anátidas y sobre todo de las grullas.
Desde los meses de octubre o marzo (a excepción de enero), la laguna de Gallocanta se convierte en una delicia para la vista y para el oído. Más de 40.000 grullas llegan a este humedal en grandes bandos, entre rumores de algarabía de batir de alas. Todo un espectáculo de amanecer y al atardecer, cuando al volver a los dormideros sus siluetas se recortan en el suelo.