La guía suele asignar de una
a tres “estrellas de la buena mesa” a aquellos establecimientos gastronómicos
que, en referencia a distintos parámetros fijados por sus propios jueces,
destacan en calidad, creatividad y esmero de sus platos. En cambio, asigna de
uno a cinco cubiertos en función del confort y el servicio con que se sirve a
los clientes cuando se trata de un restaurante, o de una a cinco casas por el
mismo criterio si se refiere a un hotel.
Conviene recordar, asimismo,
que las estrellas Michelin nacen a finales de la década de 1920 y se fueron
desarrollando paulatinamente hasta comienzos de la década de 1930. Las
definiciones de las mismas se introdujeron en 1936 y hoy en día aún se
mantienen:
· Tres estrellas indican una
cocina excepcional que justifica de por sí el viaje.
· Dos estrellas señalan
calidad de primera clase en su tipo de cocina.
· Una estrella designa un
restaurante muy bueno en su categoría.
En cuanto a los tenedores
Michelin, conviene señalar que:
5 tenedores Michelin: gran
lujo y tradición
4 tenedores Michelin: gran
confort
3 tenedores Michelin: muy
confortable
2 tenedores Michelin:
confortable
1 tenedor Michelin: sencillo
pero confortable
Es decir, que las estrellas
hacen referencia a la calidad de la comida, y los tenedores al confort y
servicio que posee. Es decir, puedes comer bien en un tres estrellas, pero los
baños sean así asá, o puedes ir a un 5 tenedores a comer huevos fritos con
patatas.
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