lunes, 24 de julio de 2023

JULIO -SEMANA 4-

CABALLO CIMARRÓN O ASILVESTRADO

 


 

Imagen extraída de: https://www.expertoanimal.com/curiosidades-de-los-caballos-25666.html

Un caballo cimarrón o asilvestrado es un caballo que vive en estado salvaje pero que tiene antepasados domésticos. Como tal, un caballo cimarrón no es un animal salvaje en el sentido de un animal sin ancestros domesticados. Sin embargo, algunas poblaciones de caballos asilvestrados son tratados como fauna silvestre..., y estos caballos son llamados comúnmente caballos «salvajes». Los caballos cimarrones son descendientes de caballos domésticos perdidos, escapados o que fueron deliberadamente liberados al mundo salvaje y lograron sobrevivir y reproducirse allí. Alejados de los humanos y con el paso del tiempo, los patrones de comportamiento de estos animales tiende a revertirse a un comportamiento muy similar al de los caballos salvajes. Algunos caballos que viven como asilvestrados son en ocasiones cuidados y utilizados por humanos, en especial si son de propiedad privada, y son conocidos como «semi-cimarrones».

Los caballos cimarrones viven en grupos llamados bandascaballadastropillas o manadas. Las manadas de caballos cimarrones, al igual que las manadas de caballos salvajes, son conformadas por pequeños grupos liderados por un caballo macho dominante, acompañado de otros machos, sus potros, y caballos inmaduros de ambos sexos... Por lo general existe un semental, aunque ocasionalmente unos cuantos machos menos dominantes puede que se mantengan con el grupo. Las manadas de caballos en estado salvaje son más apropiadamente descritas como pequeños grupos que comparten un territorio en común. Los grupos por lo general son pequeños, pueden tener desde tan solo tres a cinco animales, como pueden llegar a contar con más de una docena. Esta composición suele variar con el paso del tiempo a medida que animales jóvenes son expulsados del grupo en el que nacieron y se unen a otros grupos, o sementales jóvenes desafían a machos más viejos por el control. Sin embargo, dados los ecosistemas cerrados como los refugios en los que la mayoría de los caballos cimarrones viven hoy en día, con el fin de mantener la diversidad genética el tamaño mínimo para una población sustentable de caballos asilvestrados es de unos 150-200 animales.​

 

Información extraída de: https://es.wikipedia.org/wiki/Caballo_cimarrón

 

P.P.



HOMENAJE A IBÁÑEZ   


 

Imagen extraída de:https://okdiario.com/sociedad/muere-87-anos-dibujante-francisco-ibanez-creador-mortadelo-filemon-11264841

Mortadelo y Filemón, El botones Sacarino, Rompetechos, Pepe Gotera y Otilio, todos los personajes de 13, Rue del Percebe y tantos otros se han quedado huérfanos de autor. El pasado sábado fallecía en su Barcelona natal Francisco Ibáñez, el historietista más famoso y aclamado de nuestro país.

Merece por su obra y transcendencia que se le reconozca entre los cinco grandes del comic europeo: Pratt, Moebius, Hergè, Goscinny e Ibáñez.

Fue un autor de un talento inagotable, de una producción amplísima, de una trayectoria dilatadísima en el tiempo (desde 1958, en que entraría en la editorial Bruguera hasta este mismo año, en el que había sacado su último álbum, ahora cotizadísimo, dedicado al Mundobasket que se celebrará en septiembre, firmado a sus ochenta y siete años), traducido a casi todos los idiomas. Hubo años en los que solamente el valor de su producción era el 20% del valor global de todo el cómic español.

Envió su primer dibujo a los once años, a la revista Pulgarcito. Entró a trabajar en una profesión seria, en el Banco Español de Crédito. Por supuesto, se aburría enormemente y se pasaba todo el día dibujando a escondidas. “¿Otra vez, Ibáñez?” era la frase que más se repetía en la oficina. Hasta que por fin se decidió a abandonar el oficio que tanto le aburría y se lanzó a trabajar como dibujante y guionista en la editorial Bruguera, especializada en cómic destinado al público infantil.

Le encargaron una historieta para completar la revista Pulgarcito, en principio para sólo un par de semanas. Había nacido su hijo más célebre: Mortadelo y Filemón, agencia de información. Curiosamente el nombre no estaba en la terna de los que les propuso Ibáñez a la editorial, sino que fue una creación original – y, evidentemente, con mucho tirón – de la misma.

Lo que en principio iba a ser sólo una historieta de relleno se convirtió en una saga muy querida por el público. Tenía la novedad y el hallazgo singular de que había un gag en cada viñeta, no solamente en la viñeta final, como era lo habitual hasta entonces.

Los personajes, aunque eran los mismos que actualmente, tenían ciertas características diferentes a los de ahora. Parecían semejar una pareja de detectives británicos, al estilo de Sherlock Holmes y Dr. Watson. Con el tiempo Ibáñez los afinaría y les daría su apariencia actual.

Pero Ibáñez no agotó su talento y creatividad en los que serían luego agentes de la T.I.A. (Técnicos de Investigación Aeroterráquea), con sus compañeros el superintendente Vicente, caricatura del máximo jefe de Bruguera, el loco Doctor Bacterio y la secretaria Ofelia, sino que dio rienda suelta a su feraz imaginación, y, así, en 1961 aparecieron la serie 13, Rue del Percebe y uno especialmente querido por el autor, el entrañable Rompetechos. En 1963 apareció El botones Sacarino y en 1966, las hazañas de Pepe Gotera y Otilio.

En todas ellas demostró Ibáñez un talento sagaz para la construcción de personajes, la introducción de tramas menores dentro de la principal de la historieta, un humor quizá algo ácido, con tintes pelín sádicos y, en los últimos años, aproximación a los personajes de la actualidad.

Gracias, muchas gracias, querido autor, por tantos y tan buenos ratos que nos hiciste pasar y, sobre todo, por la ilusión con que íbamos todos los viernes a los quioscos a comprar el ejemplar semanal de DDT, Tiovivo, o ya en festividades señaladas, los álbumes o las colecciones encuadernadas de SuperHumor.

No viviste más que para tu trabajo, tus personajes vivieron las aventuras que tú nunca pasaste, y tu legado será siempre agradecido por todos nosotros.

 

J.A.S.



LAS DOS MUERTES DE LOS ENFERMOS MENTALES



Imagen extraídade: https://pixabay.com/es/photos/duda-portrait-dudas-idea-pensar-2072602/


Una de las grandes ventajas de no haber ido a votar nunca es que jamás te das un berrinche, porque nunca pierdes las elecciones. En estos lunes de resaca electoral, agradeces mucho el ser apolitico.

 

Así como se dice que una persona que ha escapado cuasi milagrosamente de la muerte, bien sea por haber sobrevivido a un accidente o a una gran catástrofe, bien por haber superado un pronóstico clínico de extrema gravedad, tiene dos días de nacimiento, el natural y el día en que se libró de la parca, los enfermos mentales tenemos también dos días de la muerte.

Un día será el que nos corresponde como a cada ser viviente del planeta. Como decíamos en la carrera, en uno de esos latinajos que tanto nos incomodaban cuando estudiábamos y que con tanto orgullo destilamos una vez acabada la carrera, será  “certus es an incertus quando”. Pero los enfermos mentales tenemos al menos otro más.

Se trata del día en que se trastocó nuestra vida para siempre. Aquella vida normal que llevábamos antes de que se produjera el acontecimiento que nos alteraría para el resto de nuestra existencia. Y es, como dice el aforismo, “No hay peor ni más larga condena que la de morirse uno de pena”. Nuestra enfermedad como cadena perpetua. Todos sabemos que nunca nos curaremos, que tenemos que afrontar que nos acompañarán sus achaques y sus sufrimientos todo el tiempo que vivamos.

Y me refiero, en concreto, a ese día en que nos vimos desbordados por nuestra enfermedad. Ese día en que se produjo vuestro primer brote psicótico, aquel día en que ingresasteis en el hospital por primera vez, el momento en que el psiquiatra os comunicó, y también a vuestros padres, el fatal diagnóstico. Y la certeza de que tendríamos que estar esclavizados al tratamiento, con todas sus secuelas y efectos secundarios. De por vida. Sin esperanza de curación; únicamente de mejora, de ir sobrellevando nuestra enfermedad de la mejor manera posible.

Pero no caigamos en la desesperación. Los tratamientos han mejorado substancialmente – y lo que progresarán – con respecto a no hace tantos años. Cada vez se consiguen evitar en mayor medida todos los efectos indeseados. Y cada vez cuenta la salud mental con mayores y mejores recursos para atendernos, como es el caso de nuestro querido centro Adunare, que tanto coopera para nuestro equilibrio y estabilidad mental y emocional.

J.A.S.