Todo en esta
parte del sueño de dibujos animados era gracioso, todos eran simpáticos, todo era
felicidad y disfrute. Sólo sé que llega un momento en el que debo salir de ahí,
como si dijéramos, para hacer alguna cosa necesaria que, lógicamente no puedo
realizar en ese mundo feliz e irreal de placeres y sonrisas.
Entonces es
cuando empiezan los problemas. No es tan fácil salir del mundo feliz de la
infancia para poder llegar a convertirse en una persona madura y adulta. Es
aquí donde aparecen mis dos mejores amigos de siempre, los de mi vida real, con
su físico, su apariencia y su voz tal cual es en la realidad. Recuerdo que
estamos como recogiendo cosas para marcharnos en el momento que sea más idóneo.
Hay alguien más por ahí, que también se prepara para salir y está muy activo,
tiene un hijo de unos 10 o 12 años y siempre llega tarde a coger un teléfono
que suena. Este personaje no lo identifico con ningún amigo ni conocido de mi
vida real pero en el sueño hay una relación con él.
No obstante,
en esta parte, poco a poco se va
haciendo cada vez más nítida la sensación de premura, de urgencia, de angustia.
El tiempo pasa y se demora el momento de salir, los intentos encuentran siempre
una dificultad, mis amigos, como siempre me ayudan –siempre están ahí para
salvarme de las miserias, para sacarme de lo hondo del pozo más profundo. Date
prisa, me dicen, y estamos ya en Zaragoza, en el Coso-Plaza España, tratamos de
coger un taxi pero me quedo atrás, les digo: no puedo, no puedo.
Me despierto
casi sin respiración, totalmente sofocado y angustiado. Me cuesta un rato
serenarme y pensar y levantarme de la cama para tomar un poco de leche con
azúcar. Poco a poco pienso en lo que me queda pendiente, en asumir ciertos
límites, etc. Hay que hacer un
grandísimo esfuerzo, me decía un amigo en el sueño.
No puedo, no
puedo. Pero me digo: no pierdas la esperanza. Hazlo poco a poco, inténtalo de
nuevo, como si fuera un juego. Piensa que, de hecho, lo estás haciendo, lo estás
consiguiendo, estás creciendo. El dolor sana, el sufrimiento cura.