Ingredientes
1kg de anillas de calamar (para 4 personas)
2 tazas de harina
1 vaso colmado de agua, o
vaso y medio
1 huevo
1 cucharadita de levadura
1 cucharadita de sal
Acetite de oliva (a ser
posible virgen extra).
Preparación
Esta receta, los muy
puristas, exigirían que se hiciera con cuatro calamares (1 por persona) que habría
que comprar en la pescadería, para luego limpiarlos en casa y cortarlos en
rodajas.
Muy complicado.
Aquí no es el caso,
pues este recetario de tapas tiene la intención de aportar recetas sencillas,
que permitan a cualquiera preparar los platos que proponemos sin que tengamos que
ser unos expertos cocineros.
1.- Así que con unas anillas de calamar
frescas y ya limpias, compradas en la pescadería (valen también las anillas de calamar
congelado, en cuyo caso hay que dejarlas descongelar un día entero en el frigorífico,
en un recipiente con doble fondo, para que el agua escurra y no empape el
producto), las reseravamos aparte en una fuente, y sin más preámbulos, nos ponemos a realizar el
rebozado que tampoco tiene mucho misterio.
2.- En un cuenco vertemos las
dos tazas de harina, y la cucharadita de
sal y las mezclamos. A continuación echamos la levadura, y seguimos mezclando; después
añadimos el huevo, lo integramos bien con la harina y por último añadimos el vaso
de agua, y batimos todo ello hasta conseguir una masa, que no sea ni muy líquida ni muy
espesa –si es necesario un poco más de agua la añadimos–, dejando por último reposar
la misma unos 15 minutos. (Es importante que no se formen grumos, hay que remover hasta que desaparezcan por completo.)
Consejo.- Hay entendidos, que a este rebozo le añaden ajo
y perejil molidos –existen preparados de especias con esta mezcla–, no en mucha
cantidad, para darle un toque más de sabor y color. Pero esto va según pareceres.
Hay gente que prefieren esto, y otros que no quieren que el rebozo sepa a ajo, y
una de las cosas buenas de la cocina, es que hay libertad absoluta para improvisar
las recetas al gusto de cada cual.
3.- Una vez obtenida la masa y
dejada reposar durante el cuarto de hora de rigor, llega el momento de disponer
la sartén con el aceite de oliva a fuego alto, y mientras va cogiendo
temperatura, se echan en la masa los calamares, por tandas, no todos de golpe, de
manera que se impregnen bien de la rebocina, y cuando ya el aceite está muy caliente,
entonces con cuidado se van echando los calamares para freírlos también por
tandas.
4.- Cuando tomen un aspecto
dorado se sacan y se dejan en una fuente sobre papel de cocina que absorba el aceite
de la fritura, y una vez terminados de freír, se sirven calientes en una fuente
acompañando la misma en los lados, y entre los propios calamares fritos, con
algunas rodajas de limón, que a los calamarcitos a la ramona les van que ni
pintadas en cuanto a sabor y color.
Y buen provecho.
JRC