jueves, 23 de agosto de 2012

CUMPLEAÑOS Y VACACIONES


Pasado mañana tengo fiesta familiar. Mi sobrina Laurita cumple tres años y nos vamos a reunir todos, los yayos y los tíos, sus padres y su hermana. Nos reuniremos el sábado y nos tendrá preparado un sombrero para cada uno: el de vaquero, el de vikingo, el de soldado…
Conforme vamos llegando a su casa, Laurita nos pone a cada uno un sombrero distinto y se pone nerviosa, se estira la falda y se la limpia de un sucio imaginario. De repente se oye Pis, Pis, Pis y Laurita se va corriendo al orinal que tiene en el cuarto de baño. Ya sabe la sensación que se tiene y corre rauda para que no se le escape.
Mi hermano nos saca ganchitos y coca colas. Nos echamos unas risas y cogemos cada uno un trozo de tarta. Justo en cuanto se acaba el cumpleaños… nos vamos a Jaca. Retrasamos el viaje cuatro o cinco días para poder estar con Laurita el día de su cumpleaños. Y mi madre es inflexible: el cumpleaños de su nietita es lo primero y Jaca es secundario. Nada más llegar, como es tradición familiar me toca pagar un helado de dos bolas de cucurucho a mis padres y a mi hermano. Después al apartamento  a cenar y un paseíto nocturno.
Al día siguiente los hombres de la casa subimos un monte cercano: el Rapitán. Mi madre se queda en el apartamento porque le dan miedo las alturas. Volvemos a casa y comemos lo que ha preparado (toco madera, porque últimamente está bastante mal de la espalda y se queda bastante en la cama). Por la tarde otra tradición familiar : nos vamos a la Patata y esta vez paga mi hermano. El sitio, no se llama la patata, pero como si lo fuera. Nos ponemos hasta el gorro, pedimos papas, coca colas y a pasarlo bien.
El día siguiente toca ir a Francia. Vamos en el coche de mi hermano a un pueblecito cerca de la frontera donde venden quesos buenísimos y baratos. Todos contentos, menos mi hermano que está que trina porque odia el hecho de ir a Francia. Tiene esa manía, qué se le va a hacer.
En los días siguientes nos vamos a los pueblos cercanos en plan turista y nos ponemos morados con las comidas que nos hacen mi madre y mi hermano (más este último, que es un fiera en hacer comidas.)
Cuando nos queremos dar cuenta llega la hora de volver a Zaragoza y de recoger. Echaremos de menos Jaca durante todo el año hasta que podamos volver otra vez. Llegamos a Zaragoza y Adunare me está esperando. A mi padre la taracea. A mi hermano el trabajo y a mi madre el llevar la casa.  ¡Qué pena que lo bueno se acabe tan pronto!
J.M.M.