martes, 3 de mayo de 2022

SEMANA 1 - MAYO

 

DÍA MUNDIAL DE LA BICICLETA

3 JUNIO

 

¿POR QUÉ EL 3 DE JUNIO ES EL DÍA DE LA BICICLETA?

La Organización de las Naciones Unidas en 2018 decretó que cada año el 3 de Junio  se celebraría el Día Mundial de la Bicicleta, con la idea de fomentar su uso como medio de transporte verde así como para conmemorar a un medio de transporte que por varios siglos ha sido el principal para muchos países y comunidades.



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ORIGEN DE LA BICICLETA

El día mundial de la bicicleta se celebra el 3 de Junio de cada año, gracias a un decreto de la ONU, proclamado en el año 2018. El objetivo esencial de conmemorar esta fecha es darle más protagonismo a un medio de transporte como es la bicicleta y que el mismo pueda servir para paliar un poco la crisis del mundo actual debido a la contaminación y al cambio climático que está experimentando el planeta

La bicicleta fue el resultado de una serie de intentos fallidos para inventar un vehículo innovador y que dio como resultado, este maravilloso medio de transporte. Apareció a mediados del siglo XIX.

En Alemania el primer modelo estaba hecho de madera, pero no tuvo mucho éxito ya que, para ponerla en marcha, había que empujarla con los pies.

En el pasado, la bicicleta representó un importante medio de transporte, sin embargo, en el mundo moderno, se ha transformado en una necesidad. No cabe duda, que en estos tiempos, a los avances tecnológicos, existen vehículos innovadores, súper equipados, pero que se han con vertido en una verdadera amenaza para la vida del planeta, ya que expulsan agentes altamente contaminantes.

Todo lo contrario a las tradicionales bicicletas, un sencillo, práctico y ecológico económico medio de transporte que puede traer beneficios para la salud y ayudar a disminuir los elevados índices de contaminación que afectan a La Tierra.

Así mismo,  la bicicleta, se puede transformar en un excelente medio para la práctica del deporte ya que su impacto sobre el medio ambiente es100% natural, a diferencia del que producen otros vehículos como los coches, las motocicletas o los microbuses o autobuses. En pocas palabras, un medio totalmente sostenible para los seres humanos.



H.A.

Soñando que estoy despierto


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Soñando que estoy despierto,

Así transcurre mi tiempo,

Cuándo estoy durmiendo cargo pilas,

Y nadie me hace cejar en mi empeño,

Puedo con todo que me echen,

Y vivo sólo el momento,

El enfermo no soy yo,

Son los demás,

Que no me tienen respeto,

Mando a todos a paseo,

Vivo sólo sin complejos.

 

La ira me ciega,

Quiero romper con todo,

Sacudirme mis neuras,

Controlar mis fobias,

Olvidarme de todo,

Mientras la lluvia cae,

Tras el espejo,

Y moja mis ojos secos que no lloran.

 

 O.D.C.



ZARAGOZA Y SEVILLA: ¿CIUDADES GEMELAS?

Extraído de: https://pixabay.com/es/photos/zaragoza-pilar-noche-catedral-1437485/

  


Extraída de: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Sevilla_-_Catedral_de_Sevilla_01_2015-12-06.jpg


Separadas por poco más de 800 kilómetros de distancia, Zaragoza y Sevilla tienen muchos puntos en común.

En primer lugar, casi tienen la misma población (698.000, la hispalense, y 691.000, la nuestra, según el último censo). Ambas son capitales de las dos regiones más extensas de España (ya empezamos con las objeciones; Castilla y León y Castilla-La Mancha son autonomías mayores, pero están constituidas por dos regiones cada una).

Ambas fueron ciudades romanas, fundadas por Julio César (Hispalis) y César Augusto (Caesar Augusta) y fueron capitales de extensos conventos jurídicos (un convento jurídico era en Roma lo equivalente a una demarcación territorial regional actual). Además, muy cerca de Hispalis se fundó Itálica (en el término de Santiponce), que fue cuna de tres emperadores romanos (Trajano, Adriano y Teodosio).

Son las ciudades españolas más importantes surcadas por un gran río, Ebro y Guadalquivir. El Ebro discurre en su cauce natural por Zaragoza, solamente limitado por el azud que se construyó para 2008, por lo que su caudal varía enormemente desde las crecidas invernales hasta el profundo estiaje del verano. Sin embargo, en Sevilla el Guadalquivir a su paso por la ciudad está canalizado y permanece estable a lo largo del año.

Aparte de su origen romano, es muy importante la huella dejada por los musulmanes en su dominación histórica. Fueron capitales de importantes reinos de taifas y constan de hermosísimos monumentos de aquella época, como La Aljafería, el palacio taifal del siglo XI (antecesor en más de trescientos años a La Alhambra granadina) y la Torre del Oro, la Giralda y el espectacular palacio de Los Reales Alcázares, erigido por Pedro el Cruel a la manera morisca, en el siglo XIV.

Dato curioso de Sevilla es que cuando fue conquistada por Fernando III el Santo, este ordenó que toda la población morisca abandonara la ciudad, por lo que sus habitantes emigraron al reino de Granada o al norte de África, y se repobló la urbe con gentes de León y Galicia, principalmente, por lo que se da el hecho de que Sevilla es la ciudad española con mayor porcentaje de rubios, dato también favorecido por los vikingos que quedaron esclavizados tras unas desastrosas incursiones por el Guadalquivir.

Ambas ciudades tienen el casco histórico más grande de España, con más de 45 hectáreas la urbe romana. Aparte del folclore característico de cada una de las regiones (jota y flamenco), que tienen muchas notas en común, es peculiar el acento correspondiente a cada una.

Tienen ambas capitales unos templos grandiosos. Sevilla tiene a su catedral, que es el templo gótico más grande del mundo (y el tercero en global a nivel de dimensiones) y Zaragoza es la única ciudad que tiene a dos catedrales con culto en activo. La basílica-catedral del Pilar es el templo barroco más grande de la cristiandad, con sus 130 metros de largo por 67 de ancho, y el noveno, en rango global. Además se da la circunstancia, muy poco conocida, de que la Virgen del Pilar es la patrona más antigua de Sevilla.

Y especialmente contribuyeron al desarrollo urbanístico de las dos ciudades las Exposiciones que en ellas se desarrollaron. Sevilla tuvo la Exposición Iberoamericana de 1929, que legó el magnífico exponente de la Plaza de España (quizá la más hermosa de nuestra patria), enclavada en el parque de María Luisa, y la inolvidable Exposición Universal de 1992 en la Isla de La Cartuja (recordemos su lema: ¡Ahora o nunca!), que supuso una transformación radical e impulso definitivo a la ciudad andaluza.

Zaragoza tuvo en la actual plaza de Los Sitios la Exposición Hispano – Francesa de 1908, conmemorando el centenario de la Guerra de la Independencia, y la Exposición Internacional de 2008, con nuestro entrañable Fluvi, en el meandro de Ranillas. Esta exposición, muy celebrada a nivel local, es una gran olvidada (quizá sea mejor hablar de desconocida) a rango nacional, pues ninguno de los foráneos con quienes he hablado se acuerda de que tuvo lugar.

Estas (y otras más, que por falta de espacio no cabe enumerar aquí) son las similitudes; pero, ¿cuáles son las diferencias?

A nivel climático ambas tienen veranos tórridos, pero Sevilla goza de temperaturas agradables, con mayor grado de lluvias, todo el año; carece de nuestro eterno acompañante el cierzo, que tanto baja las temperaturas, y de las nieblas de diciembre y enero.

A nivel de comunicaciones, Sevilla tiene red de metro subterráneo y tranvía. Zaragoza no tiene proyectada línea de suburbano.

A nivel de población, aunque Sevilla tiene un perímetro muy reducido (194 kms cuadrados), tiene un área metropolitana muy grande, con la que prácticamente dobla su población. Sin embargo, Zaragoza, con un territorio de 960 kms, más de la mitad de la provincia de Guipúzcoa, p.ej., (contando los 400 kms del Campo de Tiro de San Gregorio), tiene un área metropolitana muy reducida, que no llega ni a los 80.000 habitantes en total.

Y, por último, Sevilla cuenta con tres magníficos estadios de fútbol, mientras nuestra vetusta Romareda se cae a pedazos.

No he estado nunca en Sevilla y solo conozco a dos personas que han estado en ella. Una fue mi hermano, que fue de viaje de novios por toda Andalucía, y que me comentó que fue la ciudad andaluza que menos le gustó, con avenidas muy amplias pero sin ángel, y la otra persona, por el contrario, me contó maravillas de ella, de la que se quedó prendado. ¿Quién tiene razón? Los dos, pues los gustos no son verdades absolutas, sino meramente opiniones.

J.A.S.