MAQUILLAJE ANTIGUO
Hoy día puedes encontrar cualquier cantidad de vídeos explicando que los labiales modernos se preparan con ceras, colores y aceites. Y dependiendo de la marca, el color podría provenir de insectos molidos; específicamente, la cochinilla, de la cual se obtiene el carmín.
Sin embargo, a lo largo de la historia, los cosméticos como el lápiz labial, el delineador para ojos y el maquillaje en polvo para el rostro se han hecho con un montón de ingredientes distintos, algunos de los cuales es mejor que no te pongas en la cara.
He aquí algunos ejemplos notables.
EGIPTO
Cleopatra es célebre por su grueso delineador de ojos, pero no fue la única egipcia antigua que llevó un maquillaje distintivo. Todos los hombres y las mujeres del antiguo Egipto pintaban sus ojos con polvos negros y verdes. Además de protección solar, las personas creían que ese maquillaje les protegía también de las enfermedades.
Desde Mesopotamia, la idea del maquillaje ha sido siempre tener una apariencia más joven, más bella e incluso intentar aparentar no tener signos de vejez o de cansancio.
El Kohl negro y otros polvos que se ponían en los párpados contenían sales de plomo; en 2010, unos investigadores franceses argumentaron que dichas sales prevenían de infecciones oftálmicas.
Algunos historiadores consideraban Egipto como las cuna del maquillaje. Para obtener el color con el que se pintaban los ojos mezclaban tierra, tinta y cenizas. Para los labios las egipcias usaban un tinte de ocre rojo y óxido de hierro natural que aplicaban con un cepillo.
En las tumbas de los faraones se hallaron restos de productos cosméticos que no distaban mucho del maquillaje actual. De hecho, el colorete actual deriva de una mezcla elaborada en el Antiguo Egipto que se componía de semillas, ocre rojo y diferentes frutos.
INGLATERRA
Las mujeres del Imperio Romano usaban maquillaje de plomo para blanquearse el rostro, y en el siglo XVI, las nobles inglesas adoptaron la costumbre. Uno de los personajes más famosos que utilizaba maquillaje de plomo fue la reina Isabel I, quien lo aplicaba para cubrir cicatrices de viruela.
Ésta utilizaba una mezcla de plomo y vinagre (albayalde de Venecia o azúcar de Saturno). Si bien alisaba el cutis, con el tiempo ocasionaba decoloración de la piel, pérdida de cabello y putrefacción dental.
ESTADOS UNIDOS
En la era victoriana se sabía que el arsénico era venenoso, aunque quizás las mujeres pensaban que un poquito no haría daño. Si bien es tolerable en pequeñas cantidades, la ingestión de arsénico conlleva un gran riesgo.
En la Prehistoria se aplicaban arcilla (según las pinturas rupestres de color marrón rojizo en varias partes del cuerpo), en la cara pero no queda claro cuál era la finalidad de esta acción.
En la Grecia clásica el maquillaje era disimulado por las griegas. Lucían un entrecejo, que en ocasiones conseguían a base de pelo de animales al igual que las romanas.
En la época romana el peinado y el maquillaje se cuidaban al máximo, especialmente en actos sociales. El canon de belleza era el de una mujer de piel blanca y mejillas sonrojadas. La piel blanca era sinónimo de nobleza y distinción frente a mujeres de piel oscura o quemada por el sol que trabajaban en el campo. Sustancias como el hollín se usaban para pintar ojos y cejas. Para sombras de ojos se usaban pigmentos naturales bien de la propia zona o bien importados.
Los cosméticos de esta época provenían de la vegetación y los animales, a excepción del albayalde –o carbonato básico de plomo- para obtener una piel clara y el kohl. Este cosmético lo aplicaban tanto hombres como mujeres sobre los ojos para protegerlos del sol y para embellecerlos.
Este maquillaje para los ojos era realmente tóxico.
En la Edad Media el cuidado personal en las mujeres estaba mal visto por lo que el maquillaje quedó en segundo plano. Sin embargo con la llegada del Renacimiento, el maquillaje se transforma.
En este momento el ideal de belleza es el de una mujer de cuerpo curvo con piel blanquecina, cejas poco pobladas y frente muy despejada. El maquillaje se aplica en los ojos con khol y se suele usar un tipo de colorete granate, los párpados se colorean con azul o verde y los labios llevan colores rojos intensos en forma de corazón.
El triunfo del maquillaje pálido.
En los siglos XVII y XVIII había una obsesión por los rostros pálidos, espolvoreados con polvos de talco o polvos de harina de arroz por el cuello y el escote y alguna mancha como por ejemplo lunares pintados artificialmente.
En Francia estaba mal visto maquillar los ojos y las mejillas, se pellizcaban la piel para que la sangre pigmentara los pómulos..
En estos siglos es necesario recordar el maquillaje en Asia, concretamente en Japón con sus Geishas. Su maquillaje era un distintivo para potenciar sus rasgos con insinuación. Su maquillaje blanco cubría rostro, cuello, pecho y manos.
Los ojos y cejas eran remarcados con carbón. Las maiko (aprendiz de Geisha) además usaban rojo alrededor de los ojos. Los labios eran pintados con una brocha estableciendo un contorno en forma de corazón por arriba y por abajo.
Maquillaje: del siglo XIX a la actualidad.
Durante finales del siglo XVIII y comienzos del XIX la revolución industrial comercializa productos de belleza y son fáciles de comprar.
En el siglo XX el maquillaje se convierte en algo imprescindible por la aparición del cine. Se utilizan uno o dos tonos de maquillaje más claros que el tono natural, el párpado móvil se pintaba por completo con un lápiz negro y se difuminaba hasta el párpado superior sin invadir la ceja. Se aplica buena cantidad de sombra y máscara de pestañas y para los labios se usaban tonos oscuros como el granate y en los pómulos tonos rosas.
Los años 20 fueron años de revolución. Se mantuvo el tono blanquecino del rostro pero al mismo tiempo se introdujo la raya negra difuminada, sombras de ojos de colores rojos o morados, labios color rojo oscuro, cejas depiladas y colorete aplicado de forma redondeada sobre los pómulos.
En la década siguiente, Hollywood sigue siendo el referente con actrices como Audrey Hepburn o Greta Garbo pero con una estética más natural. Aparece el eyerliner que pintaba trazos muy finos, sombras en tonos dorados o plateados, colorete difuminado y labios en tonos marrones o granates.
Al final del siglo XX el maquillaje se vuelve más minimalista con trazos sencillos y eliminando las imperfecciones, buscando siempre la naturalidad.
En la actualidad existen una gran variedad de maquillajes, dependiendo del objetivo que se persiga. El maquillaje es resistente y puede durar un día entero y además la gran diferencia con el pasado es que las sustancias que lo componen son más naturales, sin parabenos, sin materiales tóxicos o perjudiciales para la salud y para la piel y cada vez más respetuosas con la sostenibilidad y el medio ambiente.
Como ves, la historia del maquillaje ha sido cambiante con períodos muy diferentes entre sí y siempre con el objetivo de comunicarse a través de la estética.
E.P.